viernes, 21 de noviembre de 2014

Le pregunto a Luis Ugalde




Luis Ugalde ilumina el camino... falta un túnel largo y difícil
Deseo transcribir las hermosas palabras de Luis Ugalde, las cuales se acercan a la solución estructural de nuestros problemas para, luego, hacerle algunas preguntas que me parecen fundamentales. Esto es lo que dijo Luis en reciente y admirable artículo:
Vivimos horas amargas de angustia, incertidumbre y frustración nacional y es lógico que muchos sueñen con una refundación para que nazca una nueva república. El desesperado enfermo quiere salud y vive la tentación de creer a quien le ofrezca pastillas milagrosas que con fe producen repúblicas felices, de hombres y mujeres nuevos. Pastillas con constituyentes y constituciones de papel, de las que en Venezuela ya hemos tenido más de dos docenas y casi todas terminaron en frustración. Aquí las cosas van mal no por culpa de la Constitución, sino porque el poder la secuestró y la viola permanentemente y ha comprado las virtudes ciudadanas, por un plato de lentejas a los pobres y por un saco de dólares a las alturas del poder. La desesperación es mala consejera y ahora se corre el peligro de ilusionarse con otra refundación milagrosa, o pensar que el mal está fuera de nosotros, en un millar de políticos y no en millones de venezolanos resistidos a cultivar exigentes virtudes republicanas, abandonando ilusiones evasivas ofrecidas en los bellos papeles de una nueva Constitución. Vemos cuatro pilares sin los cuales no hay República:
1- Venezuela somos los venezolanos y vale por lo que somos los venezolanos, no en primer lugar por sus recursos naturales y bellos paisajes.
2- Políticamente seguiremos siendo indigentes mientras el poder siga violando los derechos constitucionales y no construyamos un espacio público común donde nos reconozcamos todos con nuestros deberes y derechos.
3- Económicamente necesitamos reconocer la grave pobreza productiva actual, fomentada por un gobierno, dueño de una inmensa “riqueza petrolera” no producida, que se proclama Estado-gobierno comunista, repartidor dadivoso a discreción, a cambio de lealtad clientelar.
4- Educativamente necesitamos apostar por el desarrollo de la verdadera riqueza que es el talento perdido o dormido de millones de venezolanos. Educación que brinde a cada venezolano la oportunidad de desarrollar su dignidad y poner a valer su talento y esfuerzo creativo con la convicción de que la clave de su pobreza o riqueza está en ellos. Es indispensable crear instituciones y una plataforma educativa pública que active todas las fuerzas sociales plurales (no solo el funcionariado gubernamental y partidista) para brindar educación de verdadera calidad y oportunidades para el desarrollo.
Suscribimos plenamente estas palabras de Luis Ugalde, Sin embargo tengo serias interrogantes sobre las que vienen ahora:
Con medio país contra la otra mitad, no hay salida. Es indispensable que cada uno reconozca al otro, sus necesidades, dignidad y legítimas aspiraciones, para convivir y construir puentes de encuentro y de esfuerzo común. No hay paz ni futuro sin esta nueva actitud espiritual hacia el reencuentro y a la reconciliación que transforme la vida política de millones de venezolanos. No habrá liderazgo valioso político, económico, ni religioso sin esta novedad. Necesitamos realismo crudo y duro, pero cargado de esperanza transformadora. Asumir la realidad actual, sin ilusiones políticas evasivas, ni religiones políticas que combinan magia con irresponsabilidad, ni éticas de grandes palabras con saqueo público cotidiano. Reconociendo la dura realidad y sus males sin disfrazarlos, y cultivar la esperanza en el corazón de los que más sufren y no en promesas de refundación ni en “repúblicas aéreas” que vienen en papeles y constituciones carentes de raíces en la realidad misma.
Admirado Luis: Lo acompaño en casi todo lo que dice, pero pediría más claridad sobre su llamado a tender “puentes de encuentro”, sobre la necesidad de un “reencuentro y  reconciliación”. Le pido que nos ilumine en esto porque intuyo que aquí radica la diferencia que mantiene a muchos venezolanos dignos y de buena voluntad separados los unos de los otros. Este artículo suyo nos da la oportunidad de tratar de llegar al corazón del dilema que nos angustia, como lograr superar esa separación fraticida  que tan bien conocemos.
Estas son mis interrogantes:
·         Tender puentes de encuentro hacia quienes? Hacia el régimen? Hacia grupos desencantados con el chavismo? Esta es una distinción fundamental porque están de por medio consideraciones éticas de la mayor importancia. El asalto en contra de la nación venezolana por parte del régimen ha sido tan horrible, Luis, que yo consideraría imposible tender puentes hacia quienes lo han llevado a cabo. Aceptaría tender puentes hacia quienes, siendo seguidores pasivos del régimen y beneficiarios de su prodigalidad irresponsable, han llegado a ser  sus víctimas y están constatándolo hoy.
·         Reencuentro con quién? Con los grupos intelectuales de izquierda que soñaron con la revolución de buena fe? No tendría objeción a eso, aunque iría a ese reencuentro con un pañuelo en la nariz. Porque de todos los venezolanos de la otra mitad son ellos quienes tienen más culpa de lo que nos ha sucedido,  porque fueron cegados por ese resentimiento basado en una ideología obsoleta que los ha animado históricamente y que deberían expulsar de sus corazones.
·         Reconciliación con quién? Con el grueso de la población venezolana que se ha sentido partidaria de la llamada revolución? No tendría ningún problema con eso porque ellos son, en gran parte, los mismos venezolanos quienes me han sonreído amigablemente en el pasado, hoy temporalmente inundados de promesas y limosnas que les han hecho perder la cabeza. Pero, Luis, sería necesario utilizar esa reconciliación para emprender una cruzada contra la ignorancia, contra el odio que se les ha sembrado, contra la falsa idea de que es posible salir de la pobreza sin llegar a ser, como tú siempre los llamas, productores.
En resumen, Luis, estoy contigo siempre y cuando los miembros del régimen, esos 400, 500 venezolanos y venezolanas, militares y civiles, universitarios o analfabetas, ideólogos o simples oportunistas, hayan sido castigados. No puede haber borrón y cuenta nueva para permitir una posible reconciliación, Luis. Y si ella fuese indispensable para que haya reconciliación, yo, como venezolano, no la aceptaría. Los venezolanos estamos deseosos de justicia. Sin justicia transicional, Luis, tendremos otro Chávez en Miraflores dentro de 30 o 40 años porque la impunidad es la madre de las satrapías. 

Espero tus palabras, Luis. Venezuela necesita sanadores del alma como tú. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa es la tragedia: no solo se ha hecho cuesta arriba terminar la pesadilla. Sería, además, grotesco que el día que se acabe (¿cuándo Dios mío?) los causantes de la ruina moral y económica de la República no reciban sanción. Deben tenerla por dos razones:

1. Tienen responsabilidad política y administrativa en el desastre

2. Si no hay sanción, no habrá manera de refundar el país sobre bases éticas y morales sólidas.

Anónimo dijo...

Por supuesto, una constituyente ahora no es deseable, ni creo que sea posible (la gente no va a completar las firmas y si lo hiciera, el Ministerio de Elecciones no lo va a reconocer)

Ahora, sí tengo una diferencia de criterio con Ugalde y con Ud. Este mamotreto debe ser sustituido por una constitución no normativa y con muy pocos artículos, una vez se instaure un régimen democrático en este ex-país.

Gustavo Coronel dijo...

Sobre la constitución estoy de acuerdo. La de 1999 es una historia del tabaco, excesivamente prescriptiva e incumplible. Una constitución incumplible es un instrumento de corrupción.

Anónimo dijo...

eres un cobarde

Anónimo dijo...

y un arrastrado