domingo, 3 de junio de 2012

Doce dias de viaje por USA


En una plantación, Natchez, Mississipi

Acabamos de hacer un viaje de doce días  por tierra cubriendo unas 4600 millas (casi 7500 kilómetros)  por los Estados Unidos. De ida tomamos la vía de  Knoxville; Tennesse; Birmingham y Tuscaloosa, Alabama; Natchez, Mississipi; Lafayette, Louisiana hasta  Houston, Texas.  Regresamos a Washington  por Tulsa, Oklahoma;  Lousiville, Kentucky; Charleston, West Virginia. En Lafayette, Houston y Tulsa permanecimos dos días.
En la Universidad de Tulsa, donde me gradué hace 57 años. Al fondo, la biblioteca McFarlin.

En ese periplo nos hemos quedado a dormir en hoteles de carretera, una de las grandes invenciones estadounidenses. Son hoteles generalmente  de excelente a buena calidad, a precios moderados, situados cercanos a las carreteras principales que llevan a casi sitio. Las empresas hoteleras son muy diversas: Hampton, Comfort, Hilton, Marriot, Drury, La Quinta, Days inn. Hay habitaciones de $50 en adelante, todas con Internet, aire acondicionado y desayuno continental o caliente incluído. Hemos aprendido que los mejores sitios son los nuevos, de meses de instalados. Sin embargo, las grandes cadenas hoteleras como Marriot (Courtyard), Hilton (Garden Inn) , etc, mantienen muy bien sus propiedades, aun cuando no sean nuevas.
Viajar de esta manera es extremadamente agradable. Uno llega a cada sitio y escoge donde pernoctar, visita la localidad y, al día siguiente, reanuda su viaje.
Robles centenarios en la carretera hacia Baton Rouge

Es una buena manera de  apreciar la majestuosidad del paisaje estadounidense. Nos hemos cautivado con las visiones del gran río Mississipi, los centenarios robles (oaks)  que llamé cedros incorrectamente en un post anterior, las praderas llenas de ganado Angus en Texas y Oklahoma, los parques nacionales Hoosier (Illinois), Daniel Boone (Kentucky)  y Monongahela (West Virginia), las colinas undulantes de Indiana. Es una naturaleza de intensos verdes, de inmensas siembras de maíz , caña de azúcar, algodón, tabaco  y vegetales diversos.  
Vitral de Tiffany en una iglesia episcopal de Natchez.
Hemos pasado por los sitios donde elaboran el Tabasco (Luisiana)  y los famosos whiskies “Bourbon” (Kentucky). Nos hemos maravillado de un sitio llamado Tamarack (en el pueblo de Beckley, al sur de Charleston West Virginia, por la I-64 E) , donde los artesanos y artistas de la región exhiben sus productos artesanales  de cristal, madera, textiles y  cerámica de infinita variedad y de alta calidad.  Hemos visto tiendas de antiguedades en pequeños pueblos a la vera de la carretera donde se venden balas de cañón y sables de la Guerra Civil, colmillos de ballena (adquirí uno por $60) , trilobites y amonitas bellamente conservados, galerías de arte del oeste (en Tulsa), en fin, una larga cadena de sitios interesantes que hacen el viaje menos fatigoso. Siempre hay algo en las cercanías que es “el mayor del mundo”, llámese un Museo de Juguetes o un túnel natural. Es un país lleno de cosas que ver y admirar.
Colmillo de ballena. Adquirí uno similar por $60

Hay varias características  que resaltan:  una es el respeto por, y el cultivo de la naturaleza. El hombre se las ha ingeniado para mejorar la naturaleza, no para destruírla. Los parques nacionales son respetados, la vera del camino está libre de malezas, los cultivos son una obra de arte y las granjas con sus casas, silos, sembradíos y ganado, son dignas de ser retratadas por los mejores paisajistas.

Otro aspecto que resalta es que esos habitantes rurales no son campesinos, en el sentido nuestro. Son gente que disfruta de las conveniencias de la ciudad en el campo. Tienen TV, escuelas cercanas, hospitales accesibles, todas las conveniencias de la vida moderna sin las angustias de la gran ciudad. Esta sociedad ha logrado eliminar el “campesinado” y lo ha reemplazado con una clase media rural. Yo traté de vivir así durante diez años en Sabana del Medio, en Carabobo, hasta que las invasiones cada vez más cercanas a mi parcela , los robos a los vecinos ( incluyendo un asesinato) y las vacas realengas comiéndose mis cayenas me ahuyentaron de un sitio donde hubiera deseado terminar mi vida (pero no a manos del pran de Tocuyito, uno de los amigos de Iris).

Lo tercero es el respeto por los niños y los animales. Al mencionarlos uno al lado del otro no deseo sugerir que están en el mismo nivel sino que comparten la particularidad de ser seres relativamente indefensos, los cuales merecen el cuidado y la protección de los adultos. Y es evidente que en USA la tienen en alto grado.

Otra particularidad es el excelente sistema vial. Casi siempre hay diferentes vías para llegar a un  mismo sitio. Desde Charleston, W. Va.  Hasta Washington hay, al menos, tres rutas alternas. Y todas son buenas. En esta ocasion elegimos continuar por la I64 E hasta empalmar con la I81 N y finalmente con la U.S. 66 E. Este desarrollo vial es consecuencia y causa del desarrollo económico, pero creo que obedece también a la naturaleza democrática de los ciudadanos, quienes exigen alternativas en todos los órdenes de la vida en común. No se dejan naricear y el gobierno los respeta y está consciente de ser su servidor, no su amo.

En material culinaria hay para todos los gustos. Sin embargo, lamento decir que algunas cadenas tipo Hooligan y Olive Garden  son mediocres. Es preferible ubicar sitios locales, donde vaya la gente del lugar. Y comer lo que se come en cada sitio: gumbos, crawfish y camarones en Luisiana y Missisipi, carne en Texas y Oklahoma, no lo contrario.  Siempre es posible encontrar enormes ensaladas  frescas ( particularmente el “coleslaw”) y buenas sopas (hacen muy bien la de papas). Han florecido unos inventos que tienen cierta atracción, los llamados Buffets Orientales (Chinos, japoneses), “coma usted lo que usted pueda”. En Houston encontramos uno que por $9 (para los viejitos) ofrece docenas de  platos orientales diferentes, incluyendo hibachi, sushi, arroces, sopas, vegetales,  todos bastantes buenos y hasta helados de diferente sabor.

Quizá como resultado de esta gran oferta gastronómica de relativo bajo costo vimos mucha obesidad. Hay un problema nacional de exceso de peso que va a  dañar la expectativa y calidad de vida de millones de estadounidenses. En algunos de estos sitios hemos visto gente que ya anda en silla de ruedas por no poder caminar, de la gordura, quienes parecen haber adoptado el comer como su único deporte.  

Otro aspecto negativo es la proliferación de casinos que existe, sobretodo en Louisiana, Texas, Oklahoma. Vimos que muchas estaciones de servicio en Louisiana, incluyendo algunas de Citgo, tienen casinos como parte del negocio. En Oklahoma hay un casino cada pocas millas. Esto propicia una poco eficiente utilización del ingreso.

El viaje estuvo maravilloso. Pero, como siempre sucede, lo mejor del viaje es regresar a casa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

My wife and I love your trip and your focus on nature and culture.
Many Venezuelans do not know about this beautiful land. (Also, it is a very developed country-esp.compared to when you first came to US)Thankfully, some natural areas and historic sites are preserved. You look especially comfortable in the rocking chair.
I can appreciate your traveling in comfort and not spending too much money, too.
I repeat, it is a beautiful country!