miércoles, 14 de marzo de 2012

En el Planeta de los Cítricos



 Cuando era niño mi padre tenía una botica en Los Teques. Seamos precisos, no una farmacia, una botica. Aunque ya se vendían muchas medicinas “patentadas”, de marca, mi padre elaboraba muchísimas medicinas o “fórmulas” con materia prima artesanal: jarabes para la tos y para la digestion;  pociones para las gripes y catarros;  pomadas y unguentos para las lesiones de la piel; fricciones para el reumatismo. También se elaboraban aromas y perfumes a partir de frutas y raíces existentes en las montañas que rodeaban al pueblo.

Dos días a la semana mi padre tenía “turno” en su botica. Es decir, debía estar toda la noche en el sitio, atediendo a quienes llegaran en busca de un remedio. Generalmente eran balones de oxígeno para los enfermos graves, Los Teques era un centro para tuberculosos. O alguien en necesidad de unos condones, lo cual irritaba mucho a mi papá. En aquella época los condones se compraban de manera furtive, casi por señas, sobretodo durante las horas diurnas y si habían mujeres cerca.

A los ocho o nueve años me incorporé al “turno” y dormía en la botica, en una camita colocada en un pasillo. Antes de dormir le preguntaba a mi padre : “Cuanto se vendió hoy”? Y mi padre me decía: “Hoy tuvimos buena venta, doscientos bolívares, pero eso significa que hay mucha gente enferma”. Y así aprendí que lo que es bueno para unos puede ser malo para otros y viceversa. 

Para mí el momento cumbre de la noche, antes de acostarme, era cuando mi papá sacaba dos inmensas naranjas California de la nevera y las partía en ocho pedazos cada una. Nos las comíamos poco a poco, disfrutando de la dulzura del jugo y masticando la bienvenida fibra. Ese ritual me fué condicionando para que toda mi vida haya comido naranjas y otros cítricos de manera significativa.

Cuando me fuí a vivir a Sabana del Medio, cerca de Valencia, planté unas sesenta matas de cítricos: naranjas, limones, toronjas y mandarinas. Los limones se dieron mjor que las naranjas y las mandarinas, las cuales nunca fueron jugosas, quizá debido a la pobreza del suelo y mi ignorancia en material del fertilizante más adecuado.

Y aquí, en Virginia, donde vivo ahora, me siento en el Planeta de los Cítricos! No solamente ncuentro las naranjas de varios tipos: California, de ombligo, de jugo rojo sangre (blood oranges), cara caras o las especiales para hacer jugo, como las de Valencia, sino que hay mandarinas de diversos tipos: tangelos, mineolas (con pezón),  mandarinas “normales”, satsumas y clementinas. En especial las mandarinas japonesas, llamadas Sumo o Satsuma, son realmente fácil de comer y tienen una gran intensidad de sabor. Además de esa gran variedad están los limones y las “limes”.  Los limones son inmensos y amarillos. Las “limes” son de variado tamaño y verdes. Existe un limón delicioso llamado “Meyer”, el cual como como si fuera una naranja por su inmensa cantidad de jugo y su extraña combinación de dulzura y acidez. El limón es, en mi opinion,  una de las tres maravillas de la naturaleza, junto con la cebolla y el wisky, aunque cada cual a su debido tiempo.

Cada vez que encuentro una nueva variedad de cítrico me acuerdo de mi papá. Y en este verdadero Planeta de los Cítricos que son los mercados de Virginia, ello es casi a diario!

Mandarinas SUMO  

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Saqué de Venezuela a mis hijos hace ya 13 años, cuando la dictadura se apodero del país, como todo venezolano en el extranjero busco ingredientes y productos de mi terruño, es muy dificil encontrar algo que no sea ron y aunque la harina PAN es colombiana mis arepas seguirán siendo venezolanas.
En España como en el resto de Europa, es obligatorio a etiquetar los productos no manufacturados, con información que entre otras, incluye el país de origen, mi sorpresa fue grata y grande cuando en la bandeja de limones (lima llamada aquí en España) que compré lei "país de origen; Venezuela", no me decepcionaron full de jugo y sin semillas, aunque más caro que el limón, donde este ésta lima apártese el limón. Y si vas a preparar ceviche ni te cuento.

Anónimo dijo...

Fijate que Gustavo ha escrito sobre los venezolanos que volveremos. A mi me parece sumamente importante que los que nos encontramos temporalmente fuera aprendamos tambien a llevarle esa venezolanidad a nuestros muchachos. Que no pierdan su esencia venezolana, sabiendo ser ciudadanos del mundo. Gustavo es un buen ejemplo de ello.

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Coronel

Disfrutamos su cuento cítrico. Por acá en Florida tenemos las Valencias, las Temple Oranges, el Red Ruby Grapefruit, las mandarinas Honey y el Ortanique que es una mezcla entre una naranja dulce y la mandarina entre otras. Sin embargo los mejores limones los tenía en nuestra casa en “Flor de Mayo” en la zona de Rio Chico.
Un cordial saludo
Jorge (YUra)