sábado, 21 de mayo de 2011

Hugo Chávez respalda al dictador y asesino Sirio

Dios los cría y ellos se juntan....



Los dictadores cierran filas. Los “hermanos” más queridos de Chávez, Gadaffi y Assad, se encuentran acosados por el deseo popular de libertad. Según la ONU hasta 850 ciudadanos han muerto durante la represión del gorilaje sirio. Bahsar Al-Assad y su padre han controlado el poder en Siria desde 1970, más de 40 años. Esto es lo que le gusta a Chávez, quien pretende tenerle la bota puesta a Venezuela por la misma cantidad de años.

Los Assad han matado más de 30.000 personas durante sus dictaduras. La matanza de Hama, en 1982, causó 20.000 muertos y fue dirigida por Rifaat Al-Assad, hermano del entonces presidente, el padre del déspota actual.

El actual dictador reprimió a los miembros del movimiento de la primavera de Damasco e impuso un régimen que está contolado ferreamente por su familia: su hermano menor, Mahid, es el jefe de la Guardia Republicana, que es como decir la milicia chavista pero mejor organizada y más activa que la colección de zánganos que ha reclutado Chávez. El espionaje está a cargo de su cuñado Asef Shwakat.

La corrupción, como sucede aquí en Venezuela, es galopante. Allá está dominada por Rami Makhlouf, a quien el gobierno de Obama piensa congelarle sus dinero mál habido, una especie de bolliburgués sirio que ha amasado más dinero que Fernández Berruecos y José Vicente Rangel juntos.

Díme con quien andas y te diré quien eres. Chávez se ha quitado la careta: sus hermanos Gadaffi, Al-Assad, Mugabe, Fidel Castro, Ortega, Evo Morales y Rafaél Correa son la hez del liderazgo político mundial: asesinos unos, corruptos otros y déspotas todos en mayor o menor grado.

Ese es el club de Chávez. Hay que fumigarlos.

1 comentario:

Daniel dijo...

Gustavo

Tenemos que ser durisimos en este asunto, tanto con los chavistas como los de la MUD que se hacen los locos. la gente tiene que asumir su posición. Mi aporte:

http://daniel-venezuela.blogspot.com/2011/05/carta-los-chavistas-su-presidente-y-el.html