miércoles, 28 de octubre de 2009

los cuatro jinetes del apocalípsis "revolucionario".



Un mál gobierno es uno que es inepto, o corrupto, o empeñado en cultivar la estupidez ideológica o represivo. Por ejemplo, el gobierno de Luis Herrera Campins fue inepto. El gobierno de Jaime Lusinchi fue corrupto. La estupidez ideológica del tercer mundismo predominó en el gobierno de Carlos Andrés Pérez. La dictadura de Marcos Pérez Jiménez ejerció duramente la represión.
Pero, que decir de un gobierno, mejor dicho, de un régimen en el cuál destacan estas tres aflicciones? No puede llamarse malo sino catastrófico. Esto es lo que el país ha tenido que enfrentar durante los últimos diez años. Es preciso que los venezolanos se convenzan de que estamos frente a un régimen que no tiene nada positivo que ofrecer al país.
La ineptitud está probada por el despilfarro de unos 900 mil millones de dólares, el desastre de la agicultura, el colapso de la infraestuctura física, la triste situación de PDVSA y CVG, el aumento galopante de la deuda nacional, la tragedia de la electricidad y del agua y la creación de más y más órganos burocráticos como “respuesta” a algunos de estos problemas.
La corrupción es evidente. El saqueo de las reservas monetarias internacionales, el gran fraude de las notas estructuradas, los ministros y magistrados ladrones a lo Nóbrega o a lo Velazquez Alvaray, la prostitución masiva del ejército venezolano, el asesinato de Danilo Anderson y el papel de Isaías Rodríguez, el abuso de poder de Hugo Chávez, el uso indiscriminado de los bienes nacionales por parte de los amigos extranjeros del régimen, la entrega ilegal de dinero y petróleo a otros países, la aparición de una boliburguesía llena de dinero mal habido, el robo gigantesco en las empresas del estado.
La estupidez ideológica ha llegado en este régimen a niveles nunca vistos antes en Venezuela. El uso del cambio de nombres de sitios públicos para tratar de cambiar la historia, los ladrones, asesinos o locos que se han convertido en íconos de la revolución: Zamora, Ché Guevara, Fidel Castro; el arroz con mango de un socialismo fascista-militarista, el uso de un lenguaje político cursi y obsoleto, la vestimenta roja a lo diablos de yare, el alineamiento de Chávez con terroistas, narcotraficantes y líderes mundiales forajidos.
La represión está representada por la facha torva, descuidada y poco agraciada que caracteriza a los hombres y mujeres de la revolución y por el nivel creciente de crueldad exhibida por la pandilla chavista en el tratamiento de los presos políticos y por todos quienes discrepen de sus locuras, a quienes se les persigue de manera sistemática.
Este es un régimen que debe ser eliminado cuanto antes, si el país desea recuperar el rumbo. Ya la situación es desesperada y no podemos entender como la sociedad permanece pasiva frente a la debacle.

No más presos ni exiliados políticos

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